martes, 11 de noviembre de 2014

Monarquías europeas, una vieja tradición todavía muy vigente

La reina Beatriz de Holanda el pasado mes de septiembre. | Afp
La reina Beatriz de Holanda tomó la decisión de abdicar en su hijo primogénito hace más de un año. Pero la decisión no se hizo oficial hasta el pasado mes de enero. Los propios herederos, Guillermo Alejandro y Máxima, reconocían hace unos días en una entrevista televisada que les había costado mucho esfuerzo morderse la lengua durante tantos meses.
Este martes el príncipe Guillermo Alejandro asumirá el trono de los Países Bajos en un momento especialmente dulce para la Casa de Orange-Nassau, puesto que las encuestas indican que Beatriz ha llegado al fin de su reinado con índices de popularidad superiores al 70% y la mayoría de la ciudadanía está satisfecha con que ceda el testigo a la nueva generación.
En los Países Bajos, el monarca, además de jefe del Estado, es la cabeza del poder ejecutivo (es decir, del Gobierno), formado por el soberano y sus ministros y secretarios de Estado. En un país con un sistema multipartidista, suele ser necesario formar coaliciones de varios partidos. Y el rey desempeña casi siempre un papel importante tanto en la ronda previa de contactos con todos los líderes de las formaciones antes de encargar a uno de ellos la tarea de formar Gobierno, como a lo largo de toda la legislatura, por cuanto el monarca ejerce un continuadopapel de mediación que en algunos momentos históricos ha sido crucial para la estabilidad política del país.
Asimismo, la familia real holandesa tiene otras funciones constitucionales, como la de ejercer la más alta función diplomática del país con terceros estados. Los viajes al exterior de todos los miembros de la Corona son numerosos a lo largo del año. Cabe también recordar que, tras la abdicación de su madre, Guillermo Alejandro será jefe de Estado no sólo de Holanda, sino también de las Antillas neerlandesas y deAruba en el Caribe, que son los tres territorios que forman parte de la Corona.
Lo cierto es que casi todas las familias reales que en la actualidad ostentan la jefatura del Estado en Europa (10 en total) gozan de un respaldo muy mayoritario. En parte esto es debido a que reinan en algunas de las naciones más prósperas del Viejo Continente y en algunos casos su papel es clave para mantener la cohesión social y política. La excepción, desde hace algunos meses, es la monarquía española, que ha pasado de contar con índices de aprobación cercanos al 70% a haber obtenido en los últimos sondeos su primer suspenso desde la instauración de la democracia. Hacemos un repaso a la situación de las casas reinantes en Europa:
Isabel II | Reuters
Isabel II | Reuters

Reino Unido

Es, sin duda, el país más monárquico del Viejo Continente. Casi se podría decir que el sistema está grabado en el ADN de los ciudadanos británicos, cuya inmensa mayoría no concibe que su país fuera una república en vez del reino con más pedigrí del mundo. La familia real está omnipresente en la vida pública de los ingleses, a pesar de que las funciones políticas del soberano son muy limitadas.
Sin embargo, el hecho de que Isabel II sea no sólo la jefa de Estado del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, sino también de otros 14 estados del antiguo Imperio, entre ellos algunos tan importantes como Canadá, Australia o Nueva Zelanda, así como la jefa de la Commonwealth y cabeza de la Iglesia Anglicana, le confiere una dimensión institucional global de la que carece el resto de familias reales del planeta.

La familia Windsor ha sobrevivido a toda clase de escándalos, siendo el más grave el divorcio entre el príncipe Carlos y Lady Di. Pero la personalidad de Isabel II y el respeto general que concita le han permitido superar toda clase de situaciones adversas con nota alta. De hecho, lacelebración en 2012 del Jubileo de Diamante (los 60 años en el trono de la reina) fue una explosión de patriotismo británico y de devoción popular por su soberana como hacía décadas que no se veía.
La última encuesta sobre la monarquía británica realizada en Reino Unido fue un regalo para los Windsor: el 69% de los ciudadanos declaraba que, en su opinión, el país saldría perdiendo si desapareciera la Corona.
Aunque Isabel II parece contar con una salud de hierro, el pasado domingo cumplió 87 años y de vez en cuando se reabre en su país el debate sobre una posible abdicación. Nadie contempla en serio que lo haga antes de tres años, cuando la monarca batiría el récord y se convertiría en la soberana con un reinado más largo en la historia del país. Con todo, las encuestas no se ponen de acuerdo sobre la preferencia mayoritaria de los británicos acerca de quien debiera sustituirla en el trono: si el heredero, su hijo Carlos, o si su nieto, el príncipe Guillermo, que en breve se convertirá en padre primerizo. Lo cierto es que en una monarquía tan tradicional como la inglesa, es muy improbable que Carlos cediera la corona a su hijo, aunque se la tenga que poner en una edad más propia de la jubilación que de iniciar un reinado.

Noruega

El rey Harald, además de jefe de Estado, ocupa la jefatura de la Iglesia evangélica luterana noruega. En este moderno país, la Corona está más que asentada. Según la última encuesta de 2012, el 93% de los noruegos se sintió satisfecho con el trabajo realizado por los miembros de su familia real.
Los más populares son el propio monarca y el príncipe heredero, Haakon. La salud del rey es precaria desde hace años. Y, de hecho, su sucesor ha tenido que sustituirle y asumir la regencia en varias ocasiones, durante algunas intervenciones quirúrgicas a las que ha sido sometido el rey. Todo está perfectamente contemplado en la legislación del país y a nadie sorprendería que a mucho no tardar se produjera una abdicación, sin ningún tipo de trauma.

Suecia

La familia real de este país nórdico también se ha visto golpeada por los escándalos protagonizados por el propio rey Carlos Gustavo XVI, que le han hecho perder parte de su popularidad en los últimos años. Sin embargo, en las encuestas suele mantenerse un respaldo del 70% de la población a la institución monárquica. Es prácticamente el mismo porcentaje que manifiesta desde hace tres años su preferencia por que el rey abdique en su hija, la princesa Victoria de Suecia, el personaje más popular de la familia.
Este 2013 es muy importante para la Casa Bernadotte, porque en junio se casa la hija pequeña, la princesa Magdalena, en un enlace que volverá a reunir en Estocolmo a miembros de toda la realeza europea. Y, además, porque se celebran los 40 años en el trono de Carlos Gustavo. Nadie espera, por tanto, que durante este año se produjera una abdicación, que, sin embargo, empezará a sonar con fuerza a partir de 2014. Eso sí, el rey ya ha dejado claro en varias entrevistas que un monarca sólo deja de serlo cuando muere.
El Príncipe Felipe y el Rey durante la Fiesta Nacional. | J. Barbancho
El Príncipe Felipe y el Rey durante la Fiesta Nacional. | J. Barbancho

España

La familia real española vive su peor pesadilla desde la reinstauración de la Monarquía en 1975. Don Juan Carlos ha visto cómo el prestigio de la Corona, que siempre ha contado con índices de popularidad superiores al 70%, ha caído en picado por toda clase de escándalos: la imputación por corrupción de Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina, la cacería de elefantes en Bostuana, las comisiones de la amiga entrañable Corinna, y tantas otras...
En la encuesta publicada por EL MUNDO en enero, el 53% de los españoles declaraba que prefería que la monarquía parlamentaria siguiera siendo la forma de gobierno en nuestro país, una cifra muy inferior a las de años anteriores. Y en sondeos recientes publicados por varios medios de comunicación, el Rey ha obtenido sus primeros suspensos desde que es jefe de Estado. Está por ver si la situación se puede revertir, y hay voces que piden su abdicación en el heredero, el príncipe Felipe, como forma de tratar de recuperar el prestigio para la institución.

Dinamarca

Margarita de Dinamarca | Efe
Margarita de Dinamarca | Efe
La Corte danesa es, junto con la británica, la más pomposa de Europa. La tradición es seña de identidad de la familia real más antigua del Viejo Continente, que reina de forma ininterrumpida desde hace más de 1.000 años. Y podría seguir en el trono otros 1.000, a tenor de las encuestas. El 77% de los daneses se declara monárquico; sólo el 16% declara que preferiría vivir en una república.
Margarita de Dinamarca celebró el año pasado el 40º de su reinado. Durante meses se sucedieron las celebraciones en todos los rincones del país, incluida Groenlandia, territorio autónomo que depende de la Corona. Aunque los herederos Federico y Mary gozan de una alta popularidad, nadie habla en el reino de abdicación. Al menos de momento, ya que la soberana tiene una salud envidiable.

Bélgica

No es fácil ser rey de uno de los países más artificiales de Europa. De hecho, no es del todo falso el viejo tópico de que la Corona es uno de los pocos símbolos comunes de todos los belgas. La división entre valones y flamencos tiene su correlato político y las dificultades para formar Gobierno en el país son enormes. De hecho, el papel que desempeña el monarca en el engranaje político institucional es clave.
El año pasado, Alberto II fue declarado Belga del Año. Se ganó a pulso el título, por sus esfuerzos para muñir un Gobierno de concentración tras más de 500 días sin Ejecutivo. La Constitución federal atribuyeimportantes poderes al monarca. Y no es extraño que, en un país siempre al borde de la ruptura, la mayoría de los ciudadanos prefiera que Bélgica siga contando con una monarquía.
Probablemente, no habrá república belga, porque la desaparición de la monarquía y de la existencia del propio país podrían ir unidas, de producirse algún día. Se especula con que Alberto II estaría decidido a abdicar en su hijo mayor, el príncipe Felipe. Incluso la prensa ha publicado varias fechas. De ser ciertos los rumores, también lo sería que tuvo que posponer su decisión por la grave crisis política vivida en el país en el último lustro.

Luxemburgo

Con una de las rentas pér capita más altas del mundo, el gran ducado centroeuropeo es sinónimo de estabilidad, también en lo político. Nadie se plantea la sustitución de su familia real, a pesar de que su encaje institucional no siempre ha sido sencillo. El actual soberano, el gran duque Enrique, protagonizó un gran escándalo en 2008 cuando se negó a sancionar la ley de eutanasia aprobada por el Parlamento. Aludió a razones de conciencia, ya que el monarca es católico declarado. Al final, la crisis se solucionó con un cambio de la Constitución, que rebajó los poderes políticos del gran duque, quien desde entonces, promulga pero no sanciona las leyes.
Alberto de Mónaco. | Efe
Alberto de Mónaco. | Efe
A finales de 2012, el pequeño país vivió la boda de cuento del príncipe heredero, Guillermo, con una joven aristócrata belga de rancio abolengo. Se rompía así la tradición de los jóvenes herederos europeos de casarse con plebeyos. El gran duque reinante es un hombre joven todavía, por lo que el verbo abdicar no se conjuga. Aunque él mismo llegó al trono tras la abdicación del gran duque Juan, quien decidió retirarse cuando empezaron a fallarle las fuerzas físicas. En la actualidad, el anciano ex soberano padece Alzheimer.

Mónaco

El principado más glamouroso del mundo es, en realidad, el hogar de su real familia. Los Grimaldi hacen y deshacen a su antojo en este próspero enclave mediterráneo. Tras la muerte de Rainiero, asumió la jefatura del Estado el príncipe Alberto, quien está obsesionado con cambiar la imagen del país. Primero logró que la OCDE lo sacara de la lista de paraísos fiscales. Y después inició una campaña de marketing y relaciones públicas internacionales que le han llevado a establecer alianzas diplomáticas con los principales países del mundo, lo que contrasta con el diminuto tamaño del principado.
La boda de Alberto con Charlene Wittstock fue uno de los grandes acontecimientos sociales planetarios de 2011. Pero los habitantes del principado están intranquilos porque no ha llegado aún un heredero. Lo cierto es que conforme pasa el tiempo el asunto se agrava, ya que si la ex nadadora sudafricana no se quedara encinta, a Alberto le sucedería su sobrino Andrea, hijo de la princesa Carolina, quien hasta la fecha no ha dado síntomas de estar interesado por la alta política.

Liechtenstein

El pequeño país de Centroeuropa, atrapado entre Austria y Suiza, está gobernado por la última 'familia real feudal' de Europa. Aunque se trata de una monarquía constitucional, como todas las del Viejo Continente, lo cierto es que los poderes de su soberano son prácticamente ilimitados, hasta el punto de que tiene pleno derecho de veto de las leyes, puede cambiar a los miembros del Gobierno y hasta revocar en determinados casos a los magistrados.
Pero la inmensa mayoría de los súbditos está encantada con su familia principesca, que les ofrece seguridad, tranquilidad y una de las mayores rentas de Europa. En 2012, un grupo ciudadano tuvo la osadía de convocar un referéndum con la intención de recortar los poderes de su monarca. La consulta se acabó realizando. Pero el resultado fue un rotundo respaldo a los príncipes, que habían amenazado con quitarse la corona y abandonar el país si les recortaban cualquiera de sus prerrogativas regias. Hans-Adam II sigue siendo el jefe de Estado, aunque hace ya varios años decidió traspasar la mayoría de sus poderes a su hijo, el príncipe heredero Alois, quien ejerce de facto como gobernante. Un caso de abdicación intermedia tan curioso como el sistema del país.
Dinamarca, monarquía parlamentaria
La última modificación de la Constitución danesa, que se remontaba a 1849, tuvo lugar en 1953. No cambió el estatus del país como monarquía parlamentaria, pero suprimió el Senado
Desde 1972 la reina Margarita II de Dinamarca es jefa de Estado y constituye el verdadero símbolo de la nación, aunque no tenga poder ejecutivo real. La danesa es la familia real más antigua del Viejo Continente, ya que reina de forma ininterrumpida desde hace más de 1.000 años. Las últimas encuestas, de 2013, aseguraban que el 77% de los daneses se declara monárquico.
Bélgica, monarquía parlamentaria
Su Majestad Felipe, rey de los belgas, está casado desde 1999 con Matilde d’Udeken d’Acoz. Son padres de cuatro hijos: entre ellos, la princesa heredera Elisabeth, nacida en octubre de 2001. Felipe se convirtió en jefe del Estado en julio de 2013, día de la fiesta nacional de Bélgica, por abdicación de su padre el rey Alberto II, salpicado por varios escándalos, el más reciente la demanda judicial de Delphine Boël, su presunta hija ilegítima de 45 años, para que reconozca su paternidad.
A pesar de ello, la figura del monarca sigue siendo clave a la hora de mantener el delicado equilibrio entre valones y flamencos.
Luxemburgo, monarquía parlamentaria
El gran duque Enrique es el jefe de Estado de uno de los países con las rentas per cápita más alta del mundo desde la abdicación de su padre, el gran duque Juan, en octubre del año 2000. El gran duque nombra al primer ministro y, aunque constitucionalmente esté investido del poder ejecutivo, realiza sólo funciones ceremoniales.
Mónaco, monarquía constitucional
El Principado de Mónaco es una monarquía constitucional y, desde 1962, ya no por derecho divino. El Consejo Nacio­nal, integrado por 24 miembros elegidos por sufragio universal, ejerce el poder legislativo bajo la supervisión real. El poder ejecutivo, bajo la autoridad del príncipe, es ejercido por un Consejo de Gobierno. El poder judicial también está en manos de la Casa de Grimaldi, aunque el ple­no ejercicio del mismo está delegado a los tribunales.
Alberto II, príncipe de Mónaco, con su mujer Charlene Alberto II, príncipe de Mónaco, con su mujer Charlene
Liechtenstein, monarquía constitucional
Liechtenstein es una monarquía constitucional con base parlamentaria: el príncipe y el pueblo comparten la soberanía y ambos la ejercen según las disposiciones de la Constitución. Su sistema político cuenta con una fuerte componente de democracia directa: con la firma de 1.000 ciudadanos se puede convocar una asamblea del Parlamento y con la de 1.500 solicitar su disolución, unos números que se ajustan a un país en el que viven sólo 36.600 personas. No obstante, para llegar a tener validez todas las leyes necesitan la sanción del príncipe.
En 2012, un referéndum para limitar los poderes del monarca acabó siendo un rotundo respaldo a los que ya tiene.
Suecia, monarquía constitucional
El rey y jefe del Estado sueco es Carlos XVI Gustavo: según las leyes constituciona­les suecas, tiene una función representativa. El Parlamento es unicameral desde 1971 y está compuesto por 349 diputados elegidos por sufragio directo.
Noruega, monarquía constitucional
Harald V fue coronado en junio de 1991, tras fallecer su padre, Olav V. Desde entonces, el monarca desempeña un papel meramente institucional, ya que el poder político reside en el Gobierno. Tiene el rango de general de los Ejércitos de Tierra y del Aire y ocupa la jefatura de la Iglesia evangélica luterana noruega.
La familia real goza de un inmenso apoyo: más del 90% de la población la respalda, según las últimas encuestas.
Reino Unido, monarquía parlamentaria
La monarquía por excelencia la mantiene viva la reina Isabel II (en el Registro Civil Elizabeth Alexandra Mary Windsor), que es también cabeza de la Iglesia anglicana y monarca en los quince países miembros de la Commonwealth. Isabel II ha reinado durante más de cinco décadas y, a sus 87 años, ha sobrevivido a numerosos escándalos. Pero el apoyo popular vuelve a expresarse cada vez que hay ocasión para ello: sea el nacimiento del nuevo descendiente o la celebración de los 60 años del trono de la reina, que se cumplieron en 2012.
Con dos años más de reinado se convertiría en la monarca con el reinado más largo de la historia del país, una posibilidad que aleja una próxima abdicación.
Lesotho, monarquía parlamentaria
Este país de 2,2 millones de habitantes se mantiene sobre la Constitución de 1993. El jefe de Estado es el rey Letsie III desde febrero de 1996, quien antes había ocupado también el trono mientras su padre estuvo en el exilio, entre 1990 y 1995. El rey nombra a los 33 miembros del Senado, Cámara Alta en el sistema parlamentario bicameral de Lesotho. 
Swazilandia, monarquía absoluta
La forma de Estado y sistema de gobierno de este país africano es, desde su independencia en 1968, la monarquía absoluta. El rey (Mswati III, desde 1986) es el jefe de Estado y nombra a todos los ministros. Además, encarna el poder eje­cutivo y el legislativo.
Mswati III, rey de SwazilandiaMswati III, rey de Swazilandia
Arabia Saudí, monarquía absoluta
Arabia Saudí es una monarquía basada en las reglas que gobiernan una sociedad islámica en su interpretación más estricta: solamente el Corán es su Constitución. El país no cuenta con Parlamento propiamente dicho, y partidos políticos y sindicatos están prohibidos. El rey detenta el poder y nombra (además de dirigir) al Consejo de Ministros.
Baréin, monarquía constitucional
Independiente desde 1971, Baréin se convirtió en el estado que hoy conocemos tras un proceso de revueltas que culminó en 2002. A pesar de considerarse una monarquía constitucional, la mayoría de observadores internacionales lo tachan de monarquía absoluta, debido a la opresión del monarca sobre las libertades del Parlamento y del poder judicial. 
Como consecuencia de las protestas por violaciones de derechos humanos que siguieron a la primavera árabe, a comienzos de 2014 el príncipe heredero Salman Bin Hamed Al Jalifa se reunió por primera vez con los líderes de las fuerzas de oposición.
Bután, monarquía absoluta
Tras varios siglos de monarquía absoluta de signo teocráti­co, Bután celebró sus primeras elecciones parlamentarias en marzo de 2008: desde entonces es una monarquía constitucional. El rey Jigme Khesar Namgyal Wangchuck es jefe de Estado, pero la Constitución de 2008 otorga la autoridad del Parlamento para destronar al monarca con dos tercios de los votos.
Jordania, monarquía parlamentaria
Desde mediados de los años 50, el rey sigue conservando amplias facultades de carácter ejecutivo. El monarca nombra a los 75 miembros del Senado, Cámara Alta que tiene que aprobar, enmendar o rechazar los proyectos de ley remitidos por el Congreso. El rey, además, nombra al presidente de un Tribunal Constitucional (de reciente creación), compuesto por nueve jueces.
Rania, reína de Jordania (Reuters)Rania, reína de Jordania (Reuters)
Tailandia, monarquía constitucional
El jefe del Es­tado y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas es, desde 1946, el rey Bhumibol Adulyadej, noveno monarca de la dinastía Chakri. La última Constitución, de 2007, establece que el soberano tiene que dar suaprobación al primer ministro, elegido entre los miembros electos de la Cámara de Diputados.
Camboya, monarquía constitucional
La Constitución de Camboya de 1993, tercera desde el establecimiento de la monarquía constitucional en 1947, fue la que marcó la creación de un Estado democrático y de derecho. El Rey es, sobre el papel, jefe del Estado y es elegido por el Consejo Real entre un miembro de las tres líneas dinásticas, pero sus funciones son puramente simbólicas.
Malasia, monarquía constitucional
La Constitución actual (de 1957) define a Malasia como una monarquía constitucional. Está inspirada en el modelo británico, si bien incluye la particularidad del carácter rotatorio de su monarquía. Actualmente reina el 24º rey de Malasia y sultán del Estado de Kedah, Abdul Halim. El rey nombra el poder ejecutivo, que recae en el primer ministro, propuesto a su vez por la Cámara de Re­presentantes.
La Cámara Nacional –una especie de Senado– juega un papel secundario y tiene 70 miembros, de los cuales 40 son elegidos a propuesta del rey
Japón, monarquía parlamentaria
El actual monarca japonés, el emperador Akihito, es el quinto hijo y mayor de los varones del emperador Showa y de la emperatriz Kojun. As­cendido al trono en 1989, Akihito se ha convertido en una figura ceremonial

viernes, 7 de noviembre de 2014

¿cuantas monarquías hay actualmente?


Actualmente en el mundo existen 26 monarquías, que abarcan una gran cantidad de reyes, reinas, emperadores, sultanes y emires que gobiernan o reinan en un total de 43 países y que en algunos de estos casos provienen de familias con siglos en el poder.
Los tres tipos de monarquías son:
Monarcas que gobiernan: esta figura se da en países como Arabia Saudita, Kuwait, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Suazilandia, Brunéi, Omán, Bahréin, Jordania, Marruecos y El Vaticano.
Monarcas con algunos poderes políticos tenemos en Mónaco, Tailandia, Liechtenstein, Tongay Bután.}
Por último tenemos a los monarcos sin poderes. Ellos no ejercen ningún tipo de poder, pero son parte importante de la tradición y representan la cultura de sus paises. Estás monarquías son las de Noruega, Suecia, Los Países Bajos, España, Groenlandia, Luxemburgo y Bélgica.





La monarquía es una forma de gobierno de un Estado (aunque en muchas ocasiones es definida como forma de Estado en contraposición a la república) en la que la jefatura del Estado o cargo supremo es:

  • Personal, y estrictamente unipersonal (en algunos casos históricos se han dado diarquías, triunviratos, tetrarquías, y en muchas ocasiones se establecen regencias formales en caso de minoría o incapacidad o valimientos informales por propia voluntad).
  • Vitalicia (en algunos casos históricos existieron magistraturas temporales con funciones similares, como la dictadura romana, y en muchos casos se produce la abdicación voluntaria o elderrocamiento o destronamiento forzoso, que puede o no ir acompañado del regicidio).
  • Designada según un orden hereditario (monarquía hereditaria), aunque en algunos casos se elige, bien por cooptación del propio monarca, bien por un grupo selecto (monarquía electiva)